La Sección Femenina fue organizada oficialmente el 12 de julio de 1934 como
rama femenina del partido Falange Española de las JONS. La Falange
había sido fundada un año antes por José Antonio Primo de Rivera, que
situó a su hermana Pilar al frente de la Sección
Femenina. Durante la Segunda República española, las militantes de la
Sección Femenina realizaron tareas de apoyo a la militancia masculina del
partido, especialmente visitas a los presos del partido y a sus familias, así
como tareas de enlace entre los presos y la calle (mensajes, consignas,
etc.). La organización tenía unas 2.500 militantes hacia julio de 1936.
(Foto: ANA MARTÍN
TOVAR)
EN LA CALLE REAL
EN LA CALLE REAL
La
Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las Juventudes
Obreras Nacional Sindicalistas (F.E.T. y de las J.O.N.S.), para llevar a cabo
la misión encomendada de formar a las mujeres durante el franquismo, creó,
entre otras variadas instituciones, las llamadas Cátedras Ambulantes. Una
especie de escuelas itinerantes que desarrollaban un plan formativo y
asistencial por pueblos y aldeas teniendo, a la postre, como destinatarios
todos los ciudadanos de los enclaves visitados. El Plan de enseñanza incluía
–entre otras- materias adoctrinadoras, formación para el hogar y la salud,
alfabetización y educación física. Y el plan asistencial abarcaba ámbitos como
el sanitario, laboral y social. En España se instituyeron más de ochenta
Cátedras Ambulantes distribuidas por todas las provincias, con un período de
actuación entre 1955 y 1977. La labor de este tipo de instituciones puede
situarse dentro del amplio perímetro conceptual de la Educación Social y, por
tanto, de su historia. Las singulares escuelas itinerantes de la Sección
Femenina participan de algunos de los ya clásicos significados que se le han
atribuido a la Pedagogía Social y a su objeto de estudio, la educación social.
Las
Cátedras Ambulantes creadas por la Sección Femenina durante el franquismo
fueron un tipo de institución que, por sus características y labor, puede
catalogarse como de educación social, dado que comparten algunas de las
tradicionales acepciones de ésta. Fueron unas escuelas itinerantes con
actuación temporal que operaron al margen del sistema escolar y del ámbito
familiar, situándose dentro de la tipología de educación no formal. Tuvieron
como objetivo primordial la elevación del nivel social, económico, cultural y
“espiritual” (regeneración social) de la ciudadanía de enclaves geográficos
-pueblos y aldeas de menos de 5000 habitantes- deprimidos y con variadas
carencias.
Su programa formativo, con atención diferenciada según los colectivos de madres, mozas, juventudes (niños y niñas) y hombres, contenía bloques de materias como el Adoctrinador (coincidente con la educación política y nacional de estados totalitarios como acepción de educación social), el de Formación ocupacional o profesional, como el de Educación para la Salud, el de Formación para el Hogar, el de Alfabetización y Formación Cultural y como el de Expresión Musical y Corporal: Música, Danza y Educación Física.
Y su función o programa asistencial, participando así de la beneficencia que contiene tradicional y conceptualmente la educación social, era polifacético, con diferentes frentes: asistencia sanitaria (ayuda sanitaria, tratamientos, vacunaciones, enseres higiénicos), asistencia socio-laboral (tramitación de subsidios, de problemas agro-sociales), asistencia moral-religiosa (bautizos, comuniones, legalización de matrimonios) y asistencia educativa (escolarización, becas).
Dadas las evidentes intersecciones entre las propiedades de las singulares escuelas viajeras de la Sección Femenina y el perímetro conceptual de la educación social, podemos considerar que las Cátedras Ambulantes forman para de la historia de la educación social en España.
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